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Nº 9 – Año 2020                         IDITEC                        ISSN: 2525-1597


                         Curiel y col. (2015) analizaron las poblaciones microbianas de masas de harinas de legumbres
                  italianas no fermentadas y fermentadas por L. plantarum C48 y L. brevis AM7. Estos autores reportaron
                  un número inicial de BAL de aproximadamente 1,0 a 2,5 log UFC/g, y hongos y levaduras en el orden de
                  1,1–3,5 log UFC/g para la mayoría de las harinas. En estas legumbres, la inoculación de las mismas con
                  los lactobacilos seleccionados permitió incrementar la población de BAL hasta 9,8–10,2 UFC/g al final
                  de  la  fermentación.  Otros  autores  (Di  Pasquale  y  col,  2020),  emplearon  también  estas  especies  para
                  inocular harinas de legumbres (poroto, garbanzo, arveja y lenteja) y luego de 24 h de fermentación a 30°C
                  observaron un incremento de 2 log en la población de BAL en todas la harinas (densidad celular final de
                  9,54±0,05 a 9,82±0,09 log UFC/g).



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                  Figura 2: Recuento microbiano de las harinas de poroto y garbanzo fermentadas. BAL-SF: Microbiota
                  láctica de masa sin fermentar; BAL-FE: Microbiota láctica de masa fermentada espontáneamente; BAL-
                  FCI: Microbiota láctica de masa fermentada con cultivo iniciador; HL-SF: Microbiota fúngica en masa
                  sin  fermentar;  HL-FE:  Microbiota  fúngica  de  masa  fermentada  espontáneamente;  HL-FCI:  Microbiota
                  fúngica de masa fermentada con cultivo iniciador. Medias con una letra común no son significativamente
                  diferentes (p > 0,05). La comparación se realizó por grupos microbianos, entre tratamientos, y para cada
                  harina por separado.

                         Antes  de  la  fermentación,  el  pH  de  las  masas  fue  de  6,3±0,14  para  la  harina  de  poroto  y  de
                  6,4±0,14  para  la  harina  de  garbanzo,  datos  concordantes  con  otras  masas  formuladas  con  harinas  de
                  legumbres (Curiel y col., 2015). La fermentación espontánea por 24 horas disminuyó escasamente el pH
                  de ambas masas y la microbiota endógena no logró disminuir el pH por debajo de 6. Por el contrario, la
                  inoculación  del  cultivo  iniciador  produjo  un  efecto  similar  en  ambas  harinas  acidificando
                  significativamente  las  masas  hasta  valores  próximos  a  4.  La  fermentación  láctica  de  otras  harinas  de
                  legumbres también resultó en valores de pH que variaron entre 4,35 a 4,70 (Di Pasquale y col., 2020).
                         Con  respecto  a  los  FAN,  los  taninos  e  inhibidores  de  tripsina  son  responsables  de  la  baja
                  biodisponibilidad de las proteínas de las legumbres, por lo que su remoción resulta recomendable. Si bien
                  la fermentación espontánea logró eliminar mínimas concentraciones de inhibidores de tripsina y taninos,
                  la remoción de estos antinutrientes fue significativamente mayor cuando las harinas fueron fermentadas
                  durante  24  h  con  L.  plantarum  y  W.  paramesenteroides.  La  disminución  de  taninos  de  harinas  de
                  legumbres  ha  sido  también  reportada  previamente  para  fermentaciones  con  L.  plantarum  y  Weissella
                  (Pranoto y col., 2013; Coda y col., 2015, Curiel y col., 2015; Sáez y col, 2017) y podría deberse a las
                  actividades enzimáticas tanasa y galatodecarboxilasa que poseen estos microrganismos.
                         Otros estudios han demostrado que la fermentación láctica resulta eficiente para disminuir los
                  FAN presentes en diferentes legumbres (Granito y col., 2002; Curiel y col., 2015; Gobetti y col., 2019; Di
                  Pasquale y col., 2020).  Así, Chandra-Hioe y col., (2016) reportaron que la fermentación de harina de
                  garbanzos  y  de  habas  con  un  cultivo  iniciador  láctico  alóctono  formado  por  S.  thermophilus  y  L
                  delbrueckii resultó en la disminución de 1 y 4,7% del contenido de inhibidores de tripsina. En nuestro
                  estudio, las cepas empleadas fueron capaces de remover más del 50% de inhibidores de tripsina, lo que
                  podría  deberse  al  uso  de  cultivos  autóctonos  altamente  adaptados  a  la  matriz  alimentaria  de  la  cual


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