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Nº 9 – Año 2020                         IDITEC                        ISSN: 2525-1597


                  KEYWORDS: Microbiome; biofilms; isolated strains, bacterial interactions; scanning electron
                  microscopy

                  INTRODUCCIÓN

                  Los microorganismos se encuentran presentes en el aire, agua, alimentos y superficies, donde mediante
                  diversas interacciones modulan numerosos aspectos de la calidad de vida y salud humana. En los últimos
                  años,  los  estudios  genómicos  y  metagenómicos  han  proporcionado  una  gran  cantidad  de  información
                  sobre la fisiología e historia evolutiva de microorganismos existentes en una amplia gama de ambientes
                  (Hugenholtz & Tyson, 2008; Kurth et al., 2015; Nesme et al., 2016; Toneatti et al., 2017, Zhang et al.,
                  2019).  Se  ha  demostrado  además  que  las  comunidades  microbianas  en  la  naturaleza  son  complejas  y
                  dinámicas, que están constituidas por una alta biodiversidad de microorganismos y que colonizan toda
                  variedad de entornos (Vikram et al., 2016). De hecho, los microorganismos representan la mayor parte de
                  la  biodiversidad  en  los  ecosistemas  urbanos  (King,  2014).  Un  grupo  de  microorganismos  (bacterias,
                  arqueas, virus y eucariotas basales), la colección de sus genomas y las condiciones ambientales del hábitat
                  que los rodea constituye un microbioma (Marchesi & Ravel, 2015). Podemos encontrar una indefinida
                  variedad de microbiomas acuáticos, de suelo, extremos, simbiontes, de superficies en concordancia con la
                  enorme amplitud de posibilidades ambientales que ofrece nuestro planeta. Existe un creciente interés en
                  analizar la relación entre los microbiomas y áreas de investigación como medio ambiente, biotecnología,
                  diversidad y salud humana (Handelsman et al., 1998; Hooper y Gordon, 2001; Comeau et al., 2012). El
                  enfoque del microbioma desde aspectos inherentes a su composición, mediante el estudio de muestras de
                  ADN  (Metagenómica),  ARN  (Metatranscriptómica),  proteínas  (Metaproteómica)  y  sustancias
                  metabólicas  (Metabolómica)  ha  aportado  gran  cantidad  de  datos  sobre  la  composición  y  el
                  funcionamiento  de  estas  comunidades  microbianas  y  cómo  las  mismas  responden  a  los  factores  y
                  condiciones del medio adoptando diversas dinámicas espacio-temporales (Mardis, 2011; Comeau et al.,
                  2012; Ottman et al., 2012). Por otro lado, los métodos imagenológicos (Bio-imaging) resultan de suma
                  importancia  para  localizar  espacialmente  y  caracterizar  una  comunidad  microbiana  variada;  permiten
                  dilucidar  las  interacciones  y  las  relaciones  de  comunicación  intercelular  entre  microorganismos
                  filogenéticamente  diversos  en  una  comunidad  microbiana  compleja  tanto  entre  ellos  como  con  el
                  ambiente en el que se desarrollan (Knierim, 2012; Zhang et al., 2019). La microscopía electrónica es una
                  metodología  en  auge  que  permite  establecer  la  disposición,  estructura  y  distribución  de  la  gran
                  biodiversidad  de  taxas  en  los  distintos  estratos  que  forman  los  microbiomas  lo  cual  permite  detectar
                  interacciones entre distintos componentes de la comunidad y la organización funcional de las distintas
                  capas  (Farias  et  al.,  2013;  Toneatti  et  al.,  2017).  Los  biofilms  (biopelículas)  son  un  tipo  especial  de
                  microbiomas organizados en capas que habitualmente se forman en una  interfase  húmeda, tanto  sobre
                  superficies  bióticas  como  abióticas  (Vinh  et  al.,  2005;  Wimpenny,  2009;  Seth  et  al.,  2012;).  Pueden
                  colonizar la superficie metálica de dispositivos médicos como las válvulas, los marcapasos y los catéteres
                  afectando negativamente sus funciones y causando graves infecciones intrahospitalarias (Dijkshoorn et al,
                  2007;  Van  Kleef  et  al.,  2013).  Algunos  ejemplos  de  afecciones  médicas  asociadas  con  biofilms  son
                  aquellas  derivadas  de  dispositivos  permanentes  en  vías,  la  placa  dental,  las  infecciones  del  tracto
                  respiratorio  superior,  peritonitis  y  las  infecciones  urogenitales  a  menudo  asociadas  con  una  mayor
                  resistencia a los agentes antimicrobianos (Bryers et al., 1999; Ferri et al., 2017., Zingg et al., 2019). La
                  resistencia antimicrobiana tiene un gran  impacto en el ámbito asistencial-sanitario  ya que las personas
                  infectadas requieren una hospitalización más prolongada, a menudo asociada a un mal pronóstico (Ferri et
                  al., 2017). La resistencia microbiana a los medicamentos es un problema de salud mundial causado por el
                  uso incontrolado de antibióticos en la medicina y en la agricultura. Se prevé que hacia 2050 alrededor de
                  10 millones de personas morirán anualmente por motivos relacionados con la resistencia a medicamentos
                  (O’Neill, 2014). Si bien los patógenos resistentes son la principal preocupación, los canales microbianos
                  globales de intercambio de genes existentes entre taxones microbianos no relacionados (e.g. pili) permiten
                  que los microbios comensales compartan genes de resistencia con oportunistas (Cusumano y Hultgren,
                  2009; Dickey et al., 2017). Para evitar la colonización de superficies con biofilms microbianos, se pueden
                  usar agentes químicos o biocidas y así esterilizar superficies metálicas. Sin embargo, estos tratamientos
                  preventivos no son suficientes para controlar la formación de biofilms (Sultana et al., 2015). Más aún, las
                  bacterias  que  crecen  en  las  biofilms  son  difíciles  de  erradicar  debido  a  una  combinación  del  efecto
                  mecánico de varias capas protectoras junto con la capacidad intrínseca de estas bacterias de resistencia a
                  antibióticos (Percival et al., 2010). Se ha demostrado que muchos microorganismos pueden mantenerse
                  viables en las superficies luego del tratamiento de las mismas con sustancias de limpieza antimicrobianas
                  (Hu et al., 2019). Entonces, resulta fundamental el estudio de las fuentes microbianas y el entendimiento
                  de cómo los humanos pueden interactuar (o adquirir) nuevas especies comensales o patógenos peligrosos
                  (Gire  et  al.,  2014).  Por  lo  anteriormente  expuesto,  se  hace  necesario  el  desarrollo  de  métodos  más
                  precisos que permitan estudiar con  mayor eficacia  y de  forma sistematizada  la  formación de  biofilms.

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